El pasado 11 de mayo de 2024, el Teatro Francisco Arriví fue testigo de un suceso histórico, por primera vez dos agrupaciones compuestas enteramente por mujeres se presentaron en concierto en la prestigiosa sala que ha sido escenario de tantas figuras importantes de la comunidad artística nacional e internacional. Esto es importante porque no se trata de agrupaciones cualquiera, sino de Machas Cabrías y Versos de Mujer, propuestas que se destacan en los géneros de la música típica jíbara, la trova y nova trova, la fusión caribeña folklórica y popular, entre otras influencias. Este acontecimiento se da tras un conversatorio bajo el título Voces de Mujeres en la Trova que tuvo lugar en el mismo Teatro, el día 6 de abril de 2024. Contó con la participación de: Lenny Adorno y Deborah Rodríguez (de Versos de Mujer), Brendaly Rivera (de Machas Cabrías), la trovadora Chabela Rodríguez y la Profa. Ana M. Hernández como moderadora. En aquella tarde, las artistas panelistas compartieron con les presentes -tanto otres artistas en la música típica, artistas en otros géneros y público general, que vieron la promoción y pensaron que se trataba de una presentación musical- sus experiencias como mujeres desarrollándose en este género principalmente dominado por hombres y las necesidades que enfrentan dado a la disparidad que existe en la industria musical y la sociedad.
Un lugar común en la conversación fue la falta de espacios seguros, dignos y accesibles donde presentarse. La música típica -y así lo confirman los temas que se repiten en las canciones- históricamente se ha asociado con escenarios específicos que por lo general involucran el alcohol (barras y restaurantes o chinchorros) contribuyendo a que la participación femenina desde la niñez sea significativamente menor en comparación con la masculina. Esto, aunque parezca lógico para cualquier persona que tenga la experiencia de criar, es una desventaja para las mujeres ya que la música típica es principalmente de tradición oral, o sea: se aprende en la calle. El no tener el espacio de fogueo que disfrutan los hombres en el género para pulirse es una de las razones por las cuales casi no vemos mujeres en los Concursos de Trovadores, por ejemplo - adicional a que competir no está necesariamente en los intereses de las trovadoras, quienes ven este arte como una oportunidad maravillosa para ser "la voz del pueblo", como expresó Noelis Guzmán Saez, también trovadora, que estuvo presente y compartió su experiencia.
Conversatorio Voces de Mujeres en la Trova 📸 Instituto de Cultura Puertorriqueña
Rubén Amador, director del Programa de Música del Instituto de Cultura Puertorriqueña, en ambas ocasiones le otorgó mérito a Josilda Acosta, Especialista del Programa de Música, quien comentó que llevaba años con una inquietud por la poca representación en de las mujeres en escenarios de la Trova. "No fue hasta que llegó un director dispuesto a escuchar", añadió Josilda para contar el proceso de lograr el junte para ese primer conversatorio y la intención de llevar a cabo una serie de conciertos para resaltar a mujeres en la música, tanto en la Trova como otros géneros folklóricos y populares. Fue gracias a esta gestión que tuvo lugar este primer concierto titulado oficialmente Voces de Mujer en la Trova. Machas Cabrías tuvo a cargo la apertura y primera parte de la velada, comenzando con un tema instrumental original, seguido por un mensaje de las integrantes: Brendaly Rivera, Lizma Torres y Rocío del Mar Santiago, desde el cual plasmaron sus posturas como artistas y compromiso social que reflejan los temas de su repertorio. Luego de estas declaraciones, comenzaron formalmente con una composición de Brendaly y Lizma, Ni otra noche ni otro día , que denuncia la violencia machista y la ola de feminicidios que arropa la isla. Continuaron su participación deleitando al público con otros temas que resaltan la flora y fauna puertorriqueña, la vida en el campo y nuestras tradiciones desde la jocosidad que nos distingue.
Machas Cabrías 📸 Instituto de Cultura Puertorriqueña
Por otro lado, Versos de Mujer, pioneras -según lo documentado- en ser una agrupación de música típica compuesta solamente por mujeres, también regalaron una experiencia sonora diversa y rica. Su presentación se distinguió compartiendo el protagonismo entre todas las integrantes, ya que cuentan con cuatro trovadoras: Lenny Adorno, Deborah Rodríguez, Rosaura Batista (también güirera) y Elsie Marie Díaz. El repertorio estuvo compuesto de aguinaldos y seises con temas que resaltan el orgullo patriótico. Cerca del final, hubo una intervención de Aidita Encarnación (guitarrista del grupo) quien nos deleitó interpretando Sal a caminar de Roy Brown y luego, una de la cuatrista Maribel Delgado con su Fusión clásica boricua. No podemos dejar de mencionar la impecable ejecución de las percusionistas Dalí Fournier en los bongós y Rocío del Mar en las congas - quien estuvo dándole a esas congas todo lo que duró el concierto porque es integrante de ambas agrupaciones. Como parte de la interacción con la audiencia, las trovadoras pidieron cuatro pie forzados para mostrar su dominio del arte de la improvisación, honrando así la parte más tradicional del género.
Versos de Mujer 📸 Instituto de Cultura Puertorriqueña
En general, estar allí fue una experiencia muy interesante que así como respondió preguntas, también formuló otras. El público, sin lugar a dudas, disfrutó de ambas propuestas musicales - lo cual validó el propósito: las mujeres sí merecen el acceso a escenarios como el Teatro para presentarse y somos muchas las personas que las queremos ver y escuchar. Aunque esto aplica en todos los géneros musicales, fue esencial que se comenzara esta iniciativa de conciertos con música típica porque resignifica lo que sabemos tanto del género, como del espacio en sí. Hay un comportamiento que el Teatro sugiere y que se mantuvo pero también eran parpables las ganas de bailar y aplaudir, mover el cuerpo al ritmo que nuestrxs ancestrxs se movieron. Esto, para mí, invita a dos cosas: (1) repensar qué prácticas sociales conservamos y cuánto de estas realmente debemos aplicar según nuestro propio contexto y (2) cuestionar, ¿cuánto más hay que esperar para ocupar espacios en los que podamos representarnos a nosotrxs mismxs? y esto desde todas las disciplinas; si en el presente no escribimos, no componemos, no cantamos, no tocamos, no actuamos, no bailamos, no compartimos nuestra experiencia de vida, lo que hacemos como personas creativas queda en riesgo del olvido o a la merced de historiadores, muchas veces expertos en borrar.
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